El juego de imitación es fundamental en la infancia, sobretodo a partir de los 3 años, cuando tu hijo o hija empieza a relacionarse más con su entorno y es clave para el desarrollo de su personalidad.
Imitar a los demás nos ayuda a ponernos en su piel, nos facilita comprender sus emociones y sus acciones, nos permite transformarnos en una gran cocinera, un gran padre o la mejor doctora, y ser libres para expresar y sentir distintas emociones y sensaciones.